Empresarios en la Nueva Argentina.
En el último lustro se ha producido una profunda transformación de la matriz político-económica imperante en la Argentina en la década de los 90, implicando el surgimiento de nuevas tensiones dentro del universo empresario
La actual política económica tiene un claro sesgo a favor de los sectores productivos. Entre éstos, el gobierno busca fortalecer al empresariado industrial, más que al sector agroexportador.
La política económica actual buscaría alcanzar un modelo de desarrollo basado en la exportación pero más diversificado, con una presencia industrial mayor que la del tradicional “modelo agroexportador”.
La nueva relación Estado-Mercado que emergió de la crisis de 2001/2002 – más favorable a los sectores productores de bienes-, implica una profunda transformación de la matriz político-económica imperante en la década de los 90
Por un lado, se generaron nuevas tensiones dentro del universo de las asociaciones empresarias, como resultado de algunas de las políticas implementadas a partir de la crisis de los años 2001/02. En este sentido surgieron tres tipos de conflictos: a) entre los representantes del capital financiero y los del capital productivo -con respecto al tipo de cambio y la salida de la convertibilidad-; b) entre las asociaciones urbanas y las rurales, -por la imposición de retenciones que afectan principalmente al sector agropecuario- y c) entre las empresas de servicios públicos privatizadas y las de capital productivo -en relación con el proceso de revisión de los contratos de servicios públicos-.
Por otro lado, la manera en que se han resuelto algunas cuestiones tras la crisis (principalmente la definición sobre el tipo de cambio) no sólo redefine las relaciones de fuerzas, sino que genera en la mayoría de los actores empresariales contradicciones de compleja resolución.
La política económica del gobierno actual ha manifestado un claro sesgo a favor de los sectores productores de bienes. Entre éstos, los grandes exportadores han contribuido significativamente al extraordinario crecimiento económico que muestra la Argentina post-devaluación.
A todos ellos beneficia el mantenimiento de un tipo de cambio alto; pero es al empresariado industrial – más que al sector agroexportador – a quien el gobierno busca fortalecer. También el pequeño y mediano empresariado regional cobra actualmente nuevo protagonismo, no sólo por su rol en el proceso de sustitución de importaciones, sino también como resultado de su propia capacidad exportadora.
La estrategia que parece estar pensando el gobierno hace que el “modelo agroexportador” no sea el punto de llegada sino más bien un punto de partida o el medio a través del cual alcanzar un modelo de desarrollo basado en la exportación pero más diversificado, con una mayor presencia industrial. Tal la ventana de oportunidad y, al mismo tiempo, el desafío para las asociaciones empresarias y el empresariado en general.
Publicación:Aportes Nº 12
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