El votante radical, una especie que todavía se hace sentir en las urnas
EL CRONISTA- 14.06.05 - ECONOMÍA Y POLÍTICA.
La intensa lucha posicional, con vistas a las elecciones de octubre, parece un síntoma de fortalecimiento de las identidades partidarias. Sin embargo, habrá que ver qué ocurre en realidad, pues de acuerdo con un estudio sobre transferencia de votos en las presidenciales 2003, ha habido una sorprendente labilidad de los sufragi stas, no acordes a lo ideológico.
En el trabajo de los especialistas Marcelo Escolar y Ernesto Calvo se verifica una notoria mayoría de votos peronistas para Carlos Menem (ver gráfico), una acumulación apreciable (dos tercios) del mismo origen para Néstor Kirchner y una minoría insólita para Adolfo Rodríguez Saá.
Contra lo que pueda suponerse, dada su autoproclamada defensa de la quintaesencia de los valores justicialistas originales, el puntano recibió más votos extraños al PJ que propios. Más aún, en el relevamiento de Escolar y Calvo se visualiza que la pata peronista de El Adolfo tuvo la misma envergadura que las de Ricardo López Murphy y Elisa Carrió.
Estas conclusiones, de utilidad para adaptar campañas en la recta final hacia el 23 de octubre, están contenidas en De lo obvio y lo oculto en las elecciones presidenciales de 2003; transversalidad, realineamiento y volatilidad en la Argentina.
De momento, los autores sostienen que "puede afirmarse, con una razonable certeza, que el voto aliancista de 2001, masivamente transferido a los tres candidatos de origen justicialista en 2003, tuvo un origen mayoritariamente radical". Una herida al narcisimo tradicional de la UCR.
Siendo obvio que la gran masa histórica de sufragios radicales se licuó en los últimos comicios, especialmente en 2003, es interesante notar que gran parte de ellos fueron a manos peronistas, con excepción de Menem. Que había logrado retener la mayor cantidad de fieles al PJ.
Sobre este punto machacaba Kirchner, en su momento, con respecto a que no le sería posible arribar a un ballottage, finalmente trunco, de no atraer a votos no peronistas. El resto de la estrategia, se recordará, pasó por partir al peronismo en tres partes, gracias a las martingalas de Eduardo Duhalde.
Pese a que fueron proporcionalmente, los votos radicales a Kirchner resultaron más influyentes para su suerte electoral que los que se destinaron a López Murphy y Carrió. Dos ex radicales que aguardaban con naturalidad atraer a votantes de esa procedencia; que sí, claramente, rechazaron la oferta orgánica de Leopoldo Moreau.
Los autores, de la Universidad Di Tella, se preguntaron de qué tipo de radicalismo provenían esos votos migrantes. Y lo encontraron: "la base sería la más estructural... localizado en áreas predominantemente rurales o en pequeñas ciudades del interior del país".
Concluyen que transversalidad y realineamiento partidario parecen "algo que grandes sectores de la ciudadanía ya vienen poniendo en práctica desde hace tiempo". Algo similar se dio en su momento, con la Alianza, esa "novedosa coalición política" desaparecida
ANGEL CORAGGIO Buenos Aires
El Cronista Comercial